The Times They Are A-Changin'




Nunca escribo sobre este tipo de temas porque no es a lo que le sé. Mi intención no es cambiar la opinión de alguno, tampoco ganar un pulitzer. Únicamente es para poder expresarme, como se ha tratado de hacer en este nada humilde blog con conocimiento divino musical.

Las últimas semanas han sido una montaña rusa muy tensa, lecturas y lecturas sobre la situación en la que se encuentra el país, desde cualquier perspectiva y con diferentes zooms, pues así es como uno genera un criterio, un poco más propio, no autentico. Alguien terminó de destapar la cloaca, donde está la clase política arrastrando a todos a ese hoyo en el que aún siguen cavando más profundo. Los 43 desaparecidos de Ayotzinapa son la válvula de escape que tal vez, y solo tal vez, necesitábamos… si, todavía más, a pesar de todas las barbaries que se han cometido, tapadas una y otra vez por respuestas huecas, cínicas e inverosímiles ante la ineptitud de las autoridades “competentes”.

Pero eso no es el punto, la mayoría se encuentran informados y/o al tanto de los acontecimientos… o es lo que quiero creer.  Digo, mi entorno social es de personas entre 20 y 35, hasta 40 años, todos tenemos un timeline en cualquier red social, y éste está personalizado de acuerdo a nuestras acciones en la red, creo que también todos lo sabemos… Constantemente somos bombardeados con toneladas de información, de la cual un 95 % es una mierda o es genérica.  Hay que rascarle, si ya sabemos cómo son los medios masivos y que las autoridades se han modernizado, ¿pa’ qué quedarse con lo mismo? Después de cada vuelta por los sitios, una dosis de comments es agradable… o lo era.

Comienza una función esquizofrénica atiborrada de estrobos, una marea de opiniones, coherentes, entachadas, trasnochadas y fuera de tono… las que están llenas de sarcasmo siguen siendo mis favoritas.

Pero hay algo mal, y no precisamente de esa maldad que puede provocar cáncer ocular, algo mal en muchos participantes, en particular me provoca descontento, miedo, vaya, hasta nauseas. Esa actitud de superioridad, esa actitud de no pertenecer y al mismo tiempo ser un wannabe de algo “elevado”, para poder mirar por encima del hombro con desprecio.

Son los “que si trabajan” y hasta tienen tiempo de sobra (¿?) para trolear a sus diferentes, a quienes no “progresan”, quien no encaja con la maquinaria que necesita el reloj que es éste país. Los que enloquecen cuando su derecho de circulación es coartado por una manifestación de “huevones” que “pelean por algo que nunca va a cambiar”… aunque no tengan nave, el chiste es resaltar, no pertenecer claro está y subirse al tren del mame. Esas personas que se empeñan en justificar… hazme el puto favor, justificar, argumentando que las desapariciones o detenciones arbitrarias suceden “por andar de revoltosos”, salir de un antro-bar-fiesta pedo con tu pandilla ¿no es andar de revoltoso? ¿O cambia por el hecho de que en un contexto se exige y en el otro es pura diversión? Los que dicen que el cambio está en uno…cuando hemos comprobado a lo largo de los años que el cambio que tengas, el gobierno se lo pasa diez veces por el culo y te lo regresa, porque les vale verga.  Solo se sacan de pedo cuando no está en uno el mentado cambio, sino en un chingo. Son los que quieren salir del país, y condenan a los mexicanos que se manifiestan desde el exterior, total, ellos solo quieren ir por su foto en el Támesis o Versalles, esa insaciable búsqueda de acaparar los reflectores.

El discurso gira en una doble moral en la que todos nos hemos dado unos chapuzones, pero es difícil entender esa postura frente a eventos atroces y totalmente deshumanizados.

Desde hace tiempo he notado que ser pendejo es ser cool. No haber leído un puto libro, es cool. Ver y escuchar programas con contenido motivacional, popular y cero cultural, es cool. Resignarse es cool. Desentenderse y desinformarse es cool.

En la mañana camino a mi chamba (de la que me jacto de no hacer ni madres, lo cual me permite desempeñarme en redes sociales, editorial, etc, de todos los proyectos infructuosos en los que participo) paso por algunas escuelas, públicas y privadas, y me gustó ver que los estudiantes son los más participativos, claro está que no todas las escuelas se plantan a la realidad (ejem, ejem, en la que iba, es una mierda que no despliegan ni un banner en su fanpage, solidarizandose) y tampoco permiten esto, o muchas veces la matricula si está súper podrida mentalmente, ejem, ejem. Regresa súbitamente esa rabia, impotencia y odio ante la impunidad.

Pero lo chingón es que después de toda la putiza de estar parado (“porque quieren, pinches huevones, que se pongan a estudiar, solo así cambiará la situación”), hagan recapacitar por lo menos a una persona de las que se para y observa las mantas, las fotos, lee y escucha los discursos, que le hagan girar dos veces las tuercas, las apriete, que se interese y comience a buscar información, crear su propio pensamiento, toque el tema en su casa, lo platique con sus familiares, amigos, que opine. Y lo más importante, darse cuenta del abuso de poder, la brutalidad y el despojo de los derechos más básicos con los que contamos, los derechos humanos, al que estamos expuestos todos.

Pero, ¿saben qué no quiero ser? No quiero ser cool, no quiero ser un pendejo.


Y bueno, sigan con su chamba o tareas, terminen los pendientes. Porque si, tenemos más actividades además de protestar.

PD. Aderezar con esta...

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