Caron de Beaumarchais acuño el término melómano, él sabía,
como pocos en su época, la locura que se siente al descubrir o crear música,
entendía la necesidad que se genera en uno cuando tu vida gira en torno a ella.
El Sr. Pierre estaría vuelto loco en nuestra época por la
facilidad que tenemos para encontrar bandas y canciones de todo el mundo;
fácilmente nuestro amigo francés podría seguir a una banda de rock chileno o de
progresivo australiano, eso sí, sin descuidar el último disco de sus paisanos
los daft piunk[1].
Pero vayamos con el R&R, específicamente el hecho en
México, ese rock nacional que del 2006 al 2010 nos hizo soñar con que por fin
podríamos superar a las vacas sagradas; Caifanes, Café Tacvba, La Cuca, etc. No digo
que sean las mejores, es más, no digo que sean buenas, pero hay que aceptarlo, tienen
canciones que están en el ADN del rock mexicano.
Durante esos años referidos, vimos un pulular de bandas
“indie”, todos absolutamente todos tenían una banda de rock, al principio la regla parecía en ser una copia de los Strokes, pero conforme cada quien le fue agarrando la
onda a esto de tocar un instrumento, las bandas se pusieron cada vez más
exigentes con lo que hacían. Lo mejor de esa época fue que nunca faltaba un
lugar donde tocar, cada viernes y sábado tenias una fiesta donde 3 o 5 bandas
alternaban y amenizaban las noches.
Y por unos años creímos que se creaba una escena, bandas
como Los Stupids o Árbol, salieron de esas fiestas, las propuestas eran muchas;
había surf, había rockabilly, había grandes bandas como Pingüino u Hombrespacial que difícilmente se podían catalogar, seguro escucharon de
Queremos Groupies o de los Polkadots, cada banda generaba un estilo propio en
cada presentación.
Inspirados por los Artic Monkeys, MySpace se volvió la
plataforma para compartir música y estar en contacto con las bandas de tu
preferencia, los eventos se vieron favorecidos ya que más gente se enteró de
las fiestas y así lograbas llegar a un reven en la Del Valle o Aragón, aun sin
conocer a nadie y dependiendo de la buena ondes que te cargaras esa noche podías
conseguir un toquín para tu banda la siguiente semana.
Cada noche de locura nos acercaba a la catarsis de nuestra
generación, veíamos con gusto como se generaban bandas con propuesta y calidad,
querías que algunas de ellas llegaran al radio y sentías que podrían pegarle al
Vive Latino sin problemas… pero el momento se perdió, cual selección mexicana (de fútbol) nos quedamos en el “ya merito”, con el crecimiento de la escena llegaron los
parásitos; lugares que te cobraban por tocar en su escenario y rencillas entre
bandas que cortaron la colaboración.
Público había, pero por extraño que parezca ninguna banda
logro algo. Kinky, Molotov y Plastilina cada día se hacen más viejos y no se ve
quién les vaya a tumbar la corona. A Zoé los perdimos en los 40 Principales y
los que parecían entrarle bravos al juego, muy rápido se fueron por el camino
recto del pop comercial (Enjambre y Los Daniels).
Y mientras, vi mis mejores años de juventud pasar en fiestas
pensando que teníamos todo para lograr una nueva generación de rock en México.
Tal vez soy como Carlos Vela, preferí no
quemarme y me retiro sin perder, aunque no pierdo la esperanza, aun salgo en
busca de esa fiesta donde todavía toquen rock y es que si soy compa de
Pierre-Augustin.
Ya es hora de que alguien le prenda el fuego a las naves y se ponga chingón.
[1]
Nota para la perrash.- Así se pronuncia en francés, haciendo la boca chiquita
cuando digan “piunk”
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